En el silencio de la multitud
se esconden los murmullos
de tus ojos,
los secretos de tus labios,
tu tierna presencia.
De cada noche en ruinas
queda la suavidad de tu aroma,
el deseo,
la cálida sombra de tus manos,
el último beso dulce.
Si en mí estallase la tormenta.
Si en ti el olvido anidase.
Si sobre ambos,
sobre nuestros rincones,
en estos cuerpos heridos,
de tanta frialdad malditos...
se instalase el hielo eterno.
No más lágrimas.
Dedícame tu recuerdo,
para sentirte cerca
y no huyas
de la soledad que dejo.
Ámame en silencio.
Amar en silencio, yo prefiero gritar, es como que me explayo, sintiéndome libre.
ResponderEliminarMisk
¡Totalmente lícito Misk!
ResponderEliminarYo prefiero los silencios. A veces si le ponemos empeño, gritan más fuerte que la propia voz.
Un abrazo enorme, me encanta encontrarte por aquí.
Creo que los silencios terminan gritando tan fuerte dentro de nosotros que al final no queda más remedio que ponerles palabras para poder sacarlos al exterior...
ResponderEliminarTus letras son siempre tan hermosas Ana...
Abrazos amiga poeta.
Me ha encantado Ana, me ha encantado, es un poema precioso al menos que quede el recuerdo anudado al silencio
ResponderEliminarUn beso
Gracias Acróbata. Cierto que hay silencios empeñados en ser escritos. Me alegra tu visita. Un abrazo y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMi querida Ana, mil gracias por venir siempre un ratito a leerme, últimamente ando poquito por aquí y me alegra muchísimo encontraros siempre. Los recuerdos no tienen que ser malos, ni negativos... tu bien lo sabes. El amor siempre endulza a pesar de todo. Un besazo.
Los silencios y sus profecías. Tus silencios profetizan versos llenos de calor, de amor, de tormentas, aunque sean silenciosas son silencios que preceden a la batalla.
ResponderEliminarY ahora me lo leo otra vez en silencio.
Gracias Ángel. Te agradezco mucho tu visita y te dejo, cómo no, que lo leas las veces que quieras... Shhhhh. Un abrazo.
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