Con cada una de tus lágrimas, mi tinta se reseca un poco más.
Con cada una de tus perdidas sonrisas, mi pulso se niega a ser preciso.
Con cada una de tus sacudidas de dolor, mis letras se marchitan sin remedio.
Cada vez que tú te niegas a luchar.
Me abandona el verso.
¿Qué pasará con nosotras?
Contigo.
Conmigo.
Si somos la misma.
Si mis líneas se forjaron en tu vientre.
¿Qué pasará?
¿Se hará mi silencio también?
O quizás.
Tal vez.
Serás el trazo de la soledad, el verbo de la rabia, la calma de mis gritos.
Con cada nueva oscuridad, mi miedo se cierne alrededor de mi voz.
Mami.... Te quiero.
Mi abrazo Ana fuerte, mi cariño, me emocionan tanto tus palabras
ResponderEliminarUn beso enorme
Nunca se hará el silencio en ti. Recuerda el final de mi novela: "Cuando el silencio creyó vencer al sonido y comenzó a elucubrar su profecía, el llanto de un niño rompió su hechizo y lo impregnó de vida.
ResponderEliminarEl silencio quedó impregnado de vida"
Un abrazo Ana, el más grande que puedas imaginar y todo mi cariño.
Sólo puedo decir, gracias a los dos por impregnarme de cariño...
ResponderEliminarPRECIOSO ANA !!! UN BESAZO DE NAVIDAD.
ResponderEliminar"A MIS ABUELAS, A MI MADRE, ... A MI TIERRA..."
Tierra... un día me plantaste, me acogiste entre tu polvo, entre tu arena...
Lágrimas del cielo por no poderte besar, hicieron germinar en mí la idea de la vida... y me la diste vigorosa...
Crecí, entre arrugas tristes de tierra ya olvidada... quise ser tuyo y que tu fueras mía, formar un mismo paisaje por eso nunca me separé, arraigué fuerte mis pies a tí...
Días de sol... con tus piedras me dabas sombra, y en las noches frías me cubrías con el manto del rocío...
Cuando tenía sed acercabas uno de tus brazos, de tus río... y me saciabas... y cuando tenía hambre de tí, convertías tu vestido en manjar de mis sentidos...
Y crecí... ahora soy yo el que te acoge, el que te acompaña, el que te da la sombra y quita la luz cuando descansas...
Después serán ya otros... nos habrán olvidado, no sabrán de nosotros ... pero siempre agradecerán que un día... tú yaya, tú, nos dieras la vida...
Tierra y árbol.
¡¡¡Jesús!!!
ResponderEliminarGracias, qué sorpresa y qué bonito lo que me dejas leer. Bienvenido y encantada de tener tus letras por aquí.
Abrazo grande.