viernes, 18 de enero de 2013





Te voy a solidificar con mi dolor
como una nómada podrida de hambre y frío
atascada en la violencia desigual de nuestro tiempo.

No me decidas a medias, déjame desnudarme,
algo más de cerca.

Morirá nuestra sonrisa de todos modos.

Cuando las lunas se habitúen al temblor de tripas
o el puñal al cuello, rendido de impaciencia.
En ese instante en el cual
la sangre es igual de roja
en las piernas
o en la lengua.

Donde las palabras son de piedra y tu boca es de carne. Y es ahí.

Sólo un puto dolor.
Y una puta poesía bajo tierra.




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