sábado, 6 de agosto de 2011

NOSOTRAS.

Con cada una de tus lágrimas, mi tinta se reseca un poco más.
Con cada una de tus perdidas sonrisas, mi pulso se niega a ser preciso.
Con cada una de tus sacudidas de dolor, mis letras se marchitan sin remedio.
Cada vez que tú te niegas a luchar.
Me abandona el verso.
¿Qué pasará con nosotras?
Contigo.
Conmigo.
Si somos la misma.
Si mis líneas se forjaron en tu vientre.
¿Qué pasará?
¿Se hará mi silencio también?
O quizás.
Tal vez.
Serás el trazo de la soledad, el verbo de la rabia, la calma de mis gritos.
Con cada nueva oscuridad, mi miedo se cierne alrededor de mi voz.

3 comentarios:

  1. Del dolor o la adversidad debe surgir el poeta y la poesía... no debe haber forma de que se mueran los versos

    Es una forma de sanarse

    Un abrazo

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  2. Leerte estos versos conmueve, nada más añadiré que me ha gustado mucho este poema, es inmensa su fuerza.

    Abrazos.

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  3. Los versos jamás morirán. Nacieron en el mismo instante en que el conjuro del destino nos colocó en este mundo insano. GRACIAS, AMIGOS!

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