domingo, 10 de abril de 2011

PALABRAS... (Recordándome)





¿Cuál sería el mejor comienzo? ¿Dónde está el principio ideal de esta mi historia jamás narrada?, se repite como una rutina empalagosa, comienza con el alba y acaba al anochecer, durante la oscuridad levemente se adormece pero sale de su letargo de paz una y otra vez, cada nuevo día.

¿Acaso sería preferible dejarla hacer a su antojo y no darle aún más vueltas? ¿Podría olvidarla?
.
Y ya que no pudo empezar de otro modo, ¿cómo reparar el daño? Creo que no se puede curar. Algunas veces, muy pocas, siento que casi se ha difuminado el dolor y podría jurar incluso que el temor me ha abandonado ya por fin, para probar a hacer su nido en otra alma fácil, pero me miento a mi misma. En realidad sólo se ha escondido, agazapándose como una sombra negra detrás de mi cuello mientras susurra a mis oídos aquellas voces fantasmales que no puedo soportar sentir, él hace que se instale el vértigo en mi nuca de nuevo mareando mi cordura.

¡Quiero escaparme! Volar libre sobre alturas infinitas, trepar a lugares que sólo yo se distinguir, escalando nubes llenas de rimas, navegando por mares de leyendas sin timón ni rumbo fijo, tan rápido como mi imaginación me lleve, acompañada por el áspero sonido que produce la punta del bolígrafo en el blanco papel de mis escritos y guiándome, eso sí, por el rastro sublime de tinta que hace el resto. Hace que brote ese hormigueo en mi ombligo, ese desasosiego poseyéndome hasta que consigo escupir mi ira en forma de palabras cogidas de la mano.

El final no está aún decidido, ni si quiera se si hay verdaderamente un Dios bondadoso esperándome. Pero si se que este secreto nació conmigo, en el mismo instante en que desperté a la vida, abriendo conmigo los ojos hacia la luz. Y aún sigue aquí en algún rincón. Ha crecido silencioso y ha madurado como yo, me ha acompañado siempre fiel aunque a veces no lo he mimado lo suficiente, olvidándolo durante muchos, muchos días.



Nunca más dejaré que se encoja en mi interior. Quiero alimentarlo hasta que grite tan alto que todos se queden sordos. Quiero desempolvar todos mis sueños de la niñez a bordo de mi bolígrafo velero para alejarme de ese pozo de negrura que alguna vez quiso aniquilarlo y casi lo consigue. No cesaré hasta que hierva en mis adentros todo su fuego.

Es lo más puro que tengo, mi manera de escribir, de contar. Las historias, los versos. Llevamos demasiados años juntos y nunca jamás consentiré que unas cuantas lágrimas se conviertan en un reto a muerte. Repetido o no, este es el relato de mi existencia y está esculpido en mi carne.

¿Sabes? Ahora la monotonía no está invitada. Cada despertar tiene un tono de rojo distinto, pues ese es mi color favorito.

¿El final? ¿A quién le importa? Lo divertido es crear el presente cada mañana.

¿Miedo? Esa palabra queda tan lejos que no me puede ya herir.

¿Palabras? Todas están nadando en mi sangre, recorren mis venas y fluyen rápidas hasta mis dedos para quién las quiera sentir.

3 comentarios:

  1. tan buena en verso como en prosa. Todo un lujo leerte!

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  2. ...tus letras... las quiero sentir...

    Me gusta cómo escribes... Amor y sangre en Letras :))

    Besos de admiración

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  3. Muchísimas gracias por vuestros comentarios, no tengo el placer de conoceros pero aún así sois bienvenidos siempre a leerme. Un saludo.

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