viernes, 8 de abril de 2011

Y AHORA...



¿Dónde sujeto mis sueños?

¿Cómo me desenredo de los hilos que enhebran macabros el final de la sonrisa?

¿En qué rincón de la memoria escondo mi fragilidad?

¿Qué hago para soltar tu mano sin caer en el abismo del miedo?

¿A qué me atengo si no puedo obviar tu llanto silencioso?

¿Por qué pregunto?

¿De qué sirve desnudar el alma?

¿Con qué sentido estrangulo los límites del pudor?



Mi casa blanca está ahogada en silencio, vacía e inerte, plagada de oscuridad y velando recuerdos de días que ya no volverán jamás.

Paredes encaladas, mortalmente blanquecinas, vienen a despellejar mi serenidad. Acuden de noche, me dejan retazos de pasado, me muestran sonidos de viento dulce y calor de madre.

Pasillos profundos mojados de terrores añejos me atosigan a voz en grito, traen fantasmas que llevaban mucho tiempo enterrados.

Resurrecciones de nudos fuertemente atados en mi estómago que provocan arcadas de profundo asco hacia el destino.



No busco respuestas.

No sé quién me dicta.

No importan nada estas letras, si no soy capaz de digerir el día a día.

No hay vergüenza que venza a las terribles noches que nos aguardan.

Y no.

No me importa seguir mimando tus historias.



Ahora...

2 comentarios:

  1. Demasiadas preguntas para no buscar respuestas a menos que ya sean conocidas.
    Y ahora sigue mimando a tus lectores con tus historias.

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  2. Son mis lectores los que me miman demasiado. Me acostumbraré mal, ya lo verás. Mil gracias por tus comentarios. Un lujo tenerte por aquí.

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