domingo, 23 de diciembre de 2012








Sigues habitando todos mis segundos en blanco. Esos interiores donde las letras no son un regalo, siguen aquí para ti. Cada eco de tu voz termina rozando mis labios. Ya tienen el hábito adquirido de amarte. Te convierto en letra y es un acto de violencia interminable. Ningún reloj detiene esta impureza. Ningún final transcurre feliz, tan solo soportable. Y tú, no te irás nunca de este tiempo monótono hasta el hartazgo. Y yo, siempre esperaré aquí a ese dolor que sabe caminar por mi piel. A una nueva caricia, o a una repetida. De las de antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario