miércoles, 31 de agosto de 2011

SERVIL...



Atascada
entre las latitudes,
me dejaré llevar
por el camino
desconocido
que bordea
el ombligo del mundo.

Perderé cada rumbo aprendido
a propósito.

Pariré mis entrañas
y que la tierra
(de tez pálida y mortecina)
las engulla.

Ebria de salivas amargas.
Colmada de rabia suculenta.
Inepta al filo de la servidumbre.

Servil, sí,
por hastío y voluntad propia.
Que no sirvienta,
ni ramera,
ni presta.

lunes, 29 de agosto de 2011

TE LEO...



Te leo.
Tu palabra me es necesaria.

Como ingrata locura
que no desvanecerá
nuestras risas.

Como susurro escrito
(el tuyo)
que despierta mi respiración
adormecida, otra vez.

Como mi piel.

Como tus sexos.

Como nuestras bocas
desmedidas,
gritando poesía de siluetas,
de curvas
y cabellos enredados...
sin límite.

Te leo.


PARA (MI) MAYTE ALBORES

domingo, 28 de agosto de 2011

CONCIENCIA



No, no tenemos conciencia... ni vergüenza, definitivamente.

Nadie se moviliza porque no hay nada más que "robarles" a no ser sus pellejos andantes, sus miradas laceradas o su tierra agrietada.

Qué ganas de GRITAR.

ESTO, TAMBIÉN ES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, nuestro patrimonio, o no... porque quizás ya no seamos humanos.

sábado, 27 de agosto de 2011

QUE SOY LO QUE NO QUIERO...



Que me traga la tierra
humedecida de olvido.
Que mis manos se hunden
en barrizales calientes
(por ausencia de lluvia)
y mis movimientos
son estatua.
Que despego mis pedazos
intentando desasirme de mí.
Del hábito adquirido de bondad.
Del laberinto que supongo
complicado y envilecido.
Que apenas necesito aire.
Que ya no quiero ruido.
Que me deslizo sumisa
hacia fondos oscuros,
donde gotea la extrañeza
(deformando mi reflejo)
en el agua putrefacta.

Que soy lo que no quiero,
sí,
me temo que lo soy.
Que soy poeta y pedazos y restos...

domingo, 21 de agosto de 2011

VÉRTIGO...




Las alturas respiran.

Incapaces de contener
el aliento que asciende.
Perfectas para perder
el equilibrio mortal
de la insana apariencia.

Las alturas desobedecen.

Terribles cuando deciden
ser pacientes y lentas.
Imprecisas al medir
el vértigo casual
del segundo que delira.

Inolvidable locura...
disfrazada de escalera intransitable.

Incapaz de aliviar
sus propios latidos.
Vendedora de intimidad.
De lugares nuevos.
De labios insalvables.

Si tu mano me toma...
me elevo,
asciendo,
vivo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

NECESIDAD


NECESIDAD

Quiero
convertirme en mezquina duda
inconfesable.

Alojarme en el susurro voluble
de la muerte.

Desasirme del basto bramante
del ego.

Conmover al alba y a su capicúa
tristeza.

Ser salvoconducto del verbo
perecedero.

Asumir piadosamente tu falta
mientras me acomodo
en el dolor pleno,
desgastado
como nuestros sentidos tercos.

lunes, 8 de agosto de 2011

¿ALGO MÁS?


Puede que a la vida le pidamos demasiado, quizás parte de nuestra infelicidad radique en alimentar anhelados sueños inexistentes, a lo peor... construir castillos en el aire es un absurdo, un pedestal del que caeremos sin remedio, inevitablemente empujados por el tiempo.

Puede que mi pesimismo me ahogue. Pero tiene que haber algo más. Más sentido. Más AMOR. Más "pequeños instantes".

No me voy a rendir. Soy carne de palabra para bien o para mal.

sábado, 6 de agosto de 2011

NOSOTRAS.

Con cada una de tus lágrimas, mi tinta se reseca un poco más.
Con cada una de tus perdidas sonrisas, mi pulso se niega a ser preciso.
Con cada una de tus sacudidas de dolor, mis letras se marchitan sin remedio.
Cada vez que tú te niegas a luchar.
Me abandona el verso.
¿Qué pasará con nosotras?
Contigo.
Conmigo.
Si somos la misma.
Si mis líneas se forjaron en tu vientre.
¿Qué pasará?
¿Se hará mi silencio también?
O quizás.
Tal vez.
Serás el trazo de la soledad, el verbo de la rabia, la calma de mis gritos.
Con cada nueva oscuridad, mi miedo se cierne alrededor de mi voz.

lunes, 1 de agosto de 2011

HASTA QUE LLEGUE EL DÍA






HASTA QUE LLEGUE EL DÍA


Las palabras se envilecen durante el ocaso,
van tomando fantasmagóricas formas sensuales,
se atreven con la liviandad del silencio,
aman,
libres
y la pócima del deseo
que habita en la brujería más poética
atrapa a cuantos la leen...

Ningún rincón está libre de su maldad desnuda.

Ningún escondite puede cobijar a las almas que se dejan seducir por el verso de la noche.

Una mirada se deja entrever,
lasciva,
presta a hacer brotar
la sangre de sus víctimas
y escribir en rojo,
absolutamente en rojo.

Aliento con aroma a muerte de voluntades,
al hedor de los prejuicios que se pudren ante tanta tentación...

Entre sábanas negras los sueños cohabitan todos entre sí,
se aman, se retuercen, gimen, susurran...

Pronto se cumplirá el mayor pecado jamás perdonable...

Pronto, muy cerca de nuestros verbos insolentes.

Y a la llegada del alba dos cuerpos despertarán entrelazados,
los rayos de sol devolverán la normalidad a cada rincón,
bendiciendo, curando, perdonando,
a sabiendas que la luna, más ramera que nunca,
volverá a azotarles con el látigo del pecado.






Inspirado en las palabras del poeta Francisco J. Picón, mi maestro.


Y al lector insolente, pagado de sí mismo por creerse inmune al poder de la palabra, un hálito de rimas
adolescentes, vírgenes de métricas incipientes, cohabitará diluido entre su aliento para convertir su silencio en
poema, tentaciones con aromas a sueños por cumplir, emociones derramadas en el vacío inerte de la soledad,
incienso en forma de sarro poblando el diente de ajo de la lujuria, estertores de desidias, abanicos de terciopelo
calvo de ausencias... Tentaciones con aromas a sueños sin cumplir. El pecado jamás perdonable será el de no
pecar, lo prohibido será bendito, los tabúes serán costumbres, la vergüenza dará paso a la amistad sin pudores...

Y el aquelarre del tiempo morirá de juventud.

(Francisco J. Picón)

"De ... En la piel del verso".





RINDE TU BOCA...

En la bruma de tu piel existe un secreto aún por descubrir.
No me niegues aquel, desordéname a ciegas.
Quiero perderme en los aromas, intuirte en cada susurro.
Gime, muéstrame el camino hacia el lugar de tu fantasía oculta.
Adivinarte será el recorrido sin tregua de mis manos.
Alertados el resto de mis sentidos suplantarán la necesidad de una mirada.
Y no habrá niebla ni alba donde poder esconder tu timidez.
Porque en cada caricia de mis labios descubrirás que me acerco.
Porque en cada curva de mi aliento intuirás mi destino.
Tu boca, aún sin explorar.
Rendida al gozo de nuestra primera vez.