viernes, 29 de julio de 2011

SOMOS...






Te cobijas
de nuevo en la almohada del amor.
Te sumerges
infinita en sueños de antaño.

Y tus párpados no callan el ruido
que entrañan las ruedas de las camillas
rodando sobre el tiempo que te queda,
llevándote al temblor de tus manos.

Y mis ojos han visto el miedo
que estalla en tu fragilidad no invitada.
Aparece y grita con muecas horribles,
despellejando el ánimo de mis días.

Y ya somos entrega.
Y siempre lo fuimos.

Cuando no entendía tu seriedad.
Cuando mi rabia te provocaba.

Y ya no queda rencor
para decirnos "te quiero"
sin pudor estúpido que impida
la caricia en la desnudez...
que eleva en el ascensor del frío.
Un bastidor diminuto
para bordar mi fidelidad
enhebrando tus enseñanzas
con colores cálidos,
en una subida vertiginosa
hacia las nubes de tu ser.

Y en cada costura que agujerea tu respiración...
aparecerá una flor formada por cruces...
punto a punto...
uno por cada día de tu renuncia.

Me cobijo
de nuevo en la imagen del cielo.
Me sumerjo
infinita en sueños de mañana.

Y siempre seremos.

2 comentarios:

  1. Qué grande es el amor de una madre a su hija y de ésta hacía ella. Siempre he querido creer que existen vínculos que ni el tiempo, ni las leyes de esta vida caduca pueden romper. Mucha fuerza para ti Ana y todo mi cariño y apoyo para las dos.

    Besos.

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  2. Vínculos inmortales, sí, el AMOR SIEMPRE!!!
    Gracias, eres un lujo de amigo y de escritor, un abrazo enorme, acróbata.

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