jueves, 25 de febrero de 2010

ROBA

Roba esa caricia anhelada de la vida, esfuma su codicioso recelo con una sonrisa y nada podrá alejarte de la felicidad cuando tus dedos se anuden al amanecer.

ANA ARROYO

SIEMPRE

Sobrevivo.
En la forma del tiempo.

Cabalgo.
A lomos del atardecer.

Tiemblo.
Acunada en el deseo.
Sobrevuelo la oscuridad cubierta de terciopelo.

Y ahora...
La dulce distancia de noche
regala caricias sedosas.
Y siempre...
Todos mis besos son luna
regalándome un reflejo.
Y a veces...
la piel rememora el frío
y lágrimas me regalo.

Porque amo.
En la sencillez de un segundo.

Porque sufro.
Cuando no se atrapa.

Porque ansío.
Desde que desaparece.
Para atar la velocidad de los recuerdos.

Pero, ante todo...
Amo.
Siempre.


ANA ARROYO

SOMBRAS

Descansa mi mejilla sobre tu pecho, al ritmo de los latidos que te delatan mientras acaricio tus labios. Me aferro al momento hechizada por el aroma todavía impregnado en nuestros cuerpos. Habla la piel en un susurro, dice en cada caricia, cuenta secretos de nuestra pasión furtiva ahora adormecida en tus ojos dulces. Y te miro tan hondo que puedo crecer en tu interior, brotar en los poros de tu piel mientras tu respiración se calma. Y te amo tanto que me duele la razón admirada por tu belleza. Nos sorprende el amanecer y leves rayos de luz se cuelan bajo las sábanas. No hay más testigos. Tú, yo y el horizonte de la vida que vuelve a despertar. Un nuevo día para ocultar nuestros sentimientos. No importa. Somos noche y en ella encontraremos otra vez el amor. Sombras amantes.

ANA ARROYO

viernes, 19 de febrero de 2010

YO TE QUIERO

Quiero transformarme en verbo para acompañar al nombre del amor.

Quiero ser siempre movimiento y latido punzante.

Quiero reconocerme en todas sus formas.

Quiero amar en presente, en pasado y en futuro.

Quiero conjugar cada sentimiento para hacer mías las terminaciones del corazón.

Quiero convertirme en el acto de decirte... en primera persona.

Yo quiero.


ANA ARROYO

YO TE QUIERO

PALABRAS


Se repite como una rutina empalagosa, comienza con el alba y termina al anochecer. Durante la oscuridad levemente se adormece, para despertar una y otra vez cada nuevo día. A veces, muy pocas, siento que se ha difuminado y podría jurar incluso que me ha abandonado, para intentar anidar en otra alma fácil. Pero me miento a mí misma. La necesidad de escribir vuelve a susurrarme sus formas vertiginosas detrás de mi cuello, siempre a mis espaldas. Sin piedad.

ANA ARROYO

EN TUS SUEÑOS



Surjo desde tu bruma para provocar la niebla envolvente, la fuerza despiadada que todo lo puede. Recorro cada palmo de tu frialdad dibujando sinuosos caminos de carne. Decido el color de tu deseo con un millón de pinceladas atrevidas. Y desde el poder de saberte vencido te alimento con pasión. Derramo cada gota de rocío en tus extremos ávidos. Difumino tu invierno. Y te obligo a estallar en un sinfín de brillos cegados de amor, antes de volver a perderme en la noche. Hasta el próximo sueño.

ANA ARROYO