lunes, 31 de mayo de 2010

MI PADRE AMANTE ...

Nadie sustituirá jamás tu protección
ni reemplazará tu compañía.

Nada podrá alejarte de mi sangre,
de mi mirada,
de mi sonrisa.

Son tuyas. Tuyas y mías.
Es nuestra vida compartida.

Hoy nuestras manos
se han abrazado muy fuerte.
No me gustan los hospitales
... ni verte llorar.

Pase lo que pase
quedará en la piel
el calor que hoy
has dejado en mi persona.

Fuiste, eres y serás un padre amante.
Mi padre.
¡Te quiero!

sábado, 29 de mayo de 2010

EN TU NOMBRE ...

Alas batidas y tardíos vuelos
acaparan los cielos de tu nombre.

... Escapas
en el decir del viento,
en el contorno de la nube,
en la lluvia enfurecida.

Garras de amor y presas amadas
desnudan los rasgos del deseo.

... Despliegas
el cautiverio de tu piel,
el dulce castigo de tus manos,
el lento peregrinaje de tus labios.

Y ahí quedo yo ...
nombrada por tu piel.

viernes, 28 de mayo de 2010

SI ...

Si el desenfreno me permitiese
... ahogar el rumor de los poetas
... dejar en vano el alma de la rima
... sesgar el límite inspirado
de la melodía de una letra.

Lo haría.

Si de ti pudiese quedarme para mí
... el rumbo de los dedos melodiosos
... el vértigo desleal que me acaricia
... el sórdido minuto que no sabe
de este conjunto de días.

Lo haría.

Si de la sed conjugada en plurales...
Si del tiempo imperfecto e inacabado...
Si de cada persona de mi piel en deuda
lograse enjaular el ritmo indecente.

Ya serías mi poesía ...

jueves, 27 de mayo de 2010

ESTALLIDO ...

En su relámpago vivo
suplica tu aliento
la tormenta,
ávida de ensueño,
de senos fríos
que calmen su herida.

Cortinas de lluvia
y belleza.
Visillos de niebla
e ironía.

Se inclina el trueno
para saciarla.
Y bebe aturdida,
tu aroma de cielo.


Tiniebla ...

... ¡ESTALLA!

martes, 25 de mayo de 2010

ESTOY ...

Estoy
en
el
nudo
de
letras
susurrantes
que
saben
decirme
en
una
línea
recta
y
sutil.

AMANECE ...

Amanece en mi cuerpo
la luz.
Tras los sueños
húmedos
de la noche
el sol
acaricia
mis sombras.
Vuelve a poseerme el calor.
Y me abandono
a la bruma
que me despierta
lentamente,
sintiendo
cada latido
de vida
en mi pulso débil.

Amaneciendo mi deseo.

SOMOS MAR ...

Conviérteme en ola
hambrienta de arena,
de espuma,
de sal,
de rizos eternos.

Méceme en su agua
profunda.
Vestida
de azules intensos.

Dame su vida
oculta,
escondida
en bellos silencios.

Vísteme de mar.
¡Abraza!
¡Cubre!
Todos mis deseos.

Somos...
BESOS.

Somos...
¡MAR!

SI ANTAÑO...

Si tan sólo hubiese ...
un momento,
en el cual tu pecho
apresara mi estigma,
para darme a ti,
para abrir el tiempo,
en estrellas fugaces
gritando al silencio.

Si tan sólo existieran
tus besos húmedos,
en los que quiero morir,
secuestrar mis anhelos,
admirar tu presencia.

Seguiría queriendo.

Si solamente,
tuviese tu cuerpo.
A solas del ser
a veces incierto.

Si pudiese tenerte...
como te tuve.

Si antaño ...
siguiese existiendo.

¡DÉJAME SER LEÍDA! ...

El poeta
escribe en mis labios,
dicta,
decide,
convoca,
esclaviza cada caricia sobre la piel en blanco.

Y se hace mío su verso de aliento.
Me convierte en palabra libre.

El poeta
susurra en mi oído
secretas letras de fuego.

Y yo tan sólo me abandono
y le permito
y le suplico


... ¡Déjame ser leída!

viernes, 21 de mayo de 2010

En la piel del párrafo...

I
Existe una similitud en nuestros caminos de tinta, aquella que aprueba el deseo de los labios ensombrecidos por tanto desamor.

II
Durante este instante en el cual mi alma te precede, te ansía ... permíteme convertir tu tardanza en deshaucio de amor.

III
Lo correcto de este beso, se perdió en el instante en que tus labios secuestraron para siempre mi cordura.

IV
Desde las vértebras invisibles del deseo de amarte y hasta la locura consentida de mi piel. Infinítamente yo.

V
Ni un espacio libre, ni la distancia más grande, ni el hueco de tus manos, ni mis puertas abiertas. Dejarán que desaparezca la pasión.

VI
Germinarán las esperanzas de tenerte cada vez que un rayo de sol te deslice hacia mí.

VII
Somos como un horizonte sembrado de miradas cómplices, nuestro paisaje exhibe sus fronteras sin remedio, con algo de brisa, sin nada que ocultar.

VIII
Directamente a tu diana este nudo de palabras cálidas va dirigido. disparadas dulcemente. Dispuestas a atravesar tu sensatez. Cómplices de la verdad.

IX
Tú, que me has provocado el desasosiego infinito. Tú, que has conseguido agitar mi mundo en un segundo. Tú, que atesoras mi voluntad en el rincón más profundo de tu mirada. Tú. A ti.

X
Encallada en la orilla de tu piel salada. Varada para siempre olvidando mi tiempo. Azorada por el viento de tus labios. Permitiendo la marea creciente. Ahogando el temor a sentir.

XI
No dejes nunca que el frio invierno se instale en mi boca. Júrame tu calor por siempre. Bésame en cada gota de lluvia helada. Necesito tus labios de sol para ser libre.


XII
Róbare esa caricia anhelada de tus manos. Esfumaré su codicioso recelo y nada podrá protegerte cuando tus dedos se anuden en mi pelo. Serás testigo.

PRESIENTE...

Vuela tu nombre en permanente tránsito
para manipular los propósitos de la luna.
Y argumentas desérticos paisajes
que aderezas con tu tinta audaz.

Mil bocas, mil templos ... aletean
volátiles, en cada ruina de soledad.

Tanto cariño, tanto apego ... colma
la imaginación del alma censurada.


Cruza los dedos,
pide un deseo.
Ladea las curvas
del corazón.
Cerca tu ser auténtico,
deslízalo...
con la suavidad
desconcertante
de la verdad
(entre paréntesis).

Presiente...

viernes, 14 de mayo de 2010

DE MAR ...

De esta boca
de agua y sal.

De estas manos
de arena
encubiertas.

De mi razón,
del rumor
de caracolas
susurrando
tu nombre.

De cada latido
al ritmo
de las olas,
que acercan
y alejan
tu recuerdo.

De mí. De ti.

Sólo queda...
MAR.

Quedamos ahogados de amor ...

Ana Mª Arroyo
Mayo (2.010)

sábado, 1 de mayo de 2010

TALLER DE SUEÑOS...

Absolutamente en rojo.

Cada hoja trémula
estrecha su voz,
abierta
a la gravedad
de mi acento.

Cada peldaño insiste,
asciende en futuro,
eleva
el pulso preciso
de mi sencillez.

Cada indiferencia.
Cada verdad.
Cada temblor.

Abraza, atrae, acaricia...
impulsa cada tono.
Obra cada sueño libre.


Ana Mª Arroyo
MAYO 2.010

ÉRASE UNA VEZ...

...

En un lugar recóndito de mi memoria, una historia que se negaba a ser contada, vetada por los sentimientos extremos y los silencios instalados en cada nudo del alma. Una historia que dice así:


. . .


En el comienzo de mis días, oscurecidos dentro de tu vientre cálido, allá en el lugar donde flota el verdadero amor... ya te sentía mía. Ya me hice sentir tuya. Ya éramos ambas la unión más fuerte que entraña el ciclo de la vida.

Fuimos palpándonos lenta y pausadamente hasta reconocernos con la primera mirada, fundiendo en un segundo dos rostros, dos corazones prendidos; inseparables por el dictamen divino del destino.

La nieve de Noviembre me recibió aquella noche cobijada en el calor de tus brazos, ni el frío, ni el hielo más déspota... osarían despojarme jamás de tu regazo.

Soportaste, comprendiste y supiste estar siempre, día tras día, atenta a mis llantos. Te sorprendió tu madurez atándote a las quejas continuas de aquella pequeña rebelde que fuí, que soy. No sin reproches, no sin protestas, no sin amarguras me fuiste domando, o al menos eso te hice creer, ¡te quería tanto! ¡te quiero tanto! ¡te querré tanto!

Y en un suspiro de veloz sacudida, los días fueron galopando sin descanso, fortificando nuestros lazos, anudando aún más cada momento juntas. Crecía escuchando tus consejos, tus historias vivas, tus palabras esforzadas, tratando de impregnar aquella ansia continua por alzar el vuelo de mi voz, con algo de cordura. Pero en aquellos tiempos mi serenidad era imposible, se rizaba cada vez más en mi pelo, arrebatándote la calma sin maldad pero con constancia ajena y persistente.

Engañada inevitablemente por el reloj todopoderoso sigo a tu lado, afortunada aún de poseer tu grandeza, dichosa de haber heredado tu carácter, tu fuerza, tus ganas. Haciendo como que no veo tu decadencia, no dejándote advertir mis lágrimas (ahora más dolorosas que nunca) sigo tomando tus manos temblorosas, sigo acunándome en tus brazos débiles, sigo besando tus bellas facciones surcadas de sabiduría, sigo y sigo, negándome el miedo a perderte.

Me miro al espejo y estás tú.

Me escucho por dentro y estás tú.

Me observo de lejos y estás tú.

Disimularé el final de esta historia, como siempre, oculta en mi pluma cargada de tu grandeza como mujer. Obviaré el temor al punto y final pensando en hoy, sólo en el valor del ahora, como tú me enseñaste. Dejaré en mis hijos toda tu persona, inculcándoles cada pálpito de tu enseñanza.

Érase y es y eres y serás. Eternamente. La madre más grande. Mi madre. Y no hay final capaz. Y no existe punto que se atreva a posarse en este papel si yo lo impido. Pues soy la que lo escribo y la que conseguirá que estas líneas perduren entre las páginas de un sueño pronto cumplido, absolutamente dedicado a tí y a los desvelos que esta loca bohemia te ha provocado mil veces.

Madre hasta el infinito.


. . .



Contado queda ya nuestro amor, vertidas las letras en un orden ilógico y tembloroso, más tres sílabas hermosas por añadidura, TE QUIERO.

SIN FIN


Ana MªArroyo
MAYO 2.010
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