Para mamá:
Mis letras nacieron mirando de frente a las estrellas. Pegadas a los latidos de tu corazón. Mecidas en la seguridad de tus brazos.
En las cálidas noches de verano vuelve aquel recuerdo... mi pueblo de casitas blancas y la resistencia al sueño vencida por tus besos en mi frente. Hoy son mis labios los que besan tu rostro y atenúan tus miedos.
Hoy, siguen siendo deliciosos nuestros encuentros. Adoro mirar al misterioso vacío de tus ojos castaños, adoro mimar y cuidar tu pálida piel y adoro tus senos suaves como frutos dulces que saciaron mi ansia y me endulzaron infinitamente. Toco tu vientre sabio, cofre de vidas nuevas y guardián de secretos de amor... sin permitir que se desmorone mi admiración. Creo que tu piel es la culpable de cada uno de los versos que escribo, tan vivos, tan acariciables. Definitivamente mi musa por siempre será tu suavidad.
Las súbitas oleadas de vértigo que siento cuando te advierto invisible, distanciada, dejando asomar el proceso del corazón y su crepúsculo y su pizca de tristeza están en cada trazo álgido de mi poesía. Mi angustia contenida, mi debilidad y extrema sensibilidad están en cada esfuerzo escrito en los surcos de tus ojos.
Mencionas mi niñez. Te prestas sumisa al dolor insoportable. Acomodas tus manos en las mías.
Tiemblas y aprietas fuertemente a cada paso inseguro.
Y no puedo dejar de rogarle a la vida que no sea excesivamente rigurosa contigo. Que no te regale tantas noches insomnes inmerecidas. Que te colme de paz y amor, tanto, tantísimo como todos los que disfrutamos de tu compañía recibimos con un simple parpadeo de tu alma.
Tus sentidos siguen revelando tu aplomo, a través del lenguaje que calladamente se desvanece.
Me prometo. Te prometo. Sin pena. Con gloria.
Intercambiar el orden del tiempo.
Y sujetar en mi regazo cada lágrima desconsolada vertida por tu vejez.
Haciendo que nuestra vida juntas siga siendo maravillosa.
Firmado: Simplemente por tu chiquitita.